Práctica 6: análisis 17. La educación: película, versos...

Una película que me llamó mucho la atención fue La sonrisa de la Mona Lisa (2003). Os dejo el tráiler:

Esta película está basada en la época de posguerra, dónde las mujeres tenían que encontrar un buen marido y dedicarse a él y al cuidado de la familia.

Sinceramente, me hizo reflexionar en cuanto al cambio que ha hecho la sociedad en 60 años. Por ejemplo, la educación actualmente es más igualitaria que en esa época, pero todavía existe una parte que piensa que eso no debería ser así, que la mujer no debería estudiar, trabajar, etc. (aunque quiero creer que son pocas personas las que piensan esto).

Hablando ahora de la película, para mí, es un caso de pedagogía libertaria, puesto que el modelo social en aquella época era el que era, y la Universidad a la que van se ciñe a esas normas sociales. Sin embargo, la profesora Katherine, profesora de Historia del Arte, se enfrenta al sistema establecido (aunque el colegio esté muy en contra) intentando que las alumnas piensen por sí mismas y hagan reflexiones sobre el valor de las personas.

¡Espero que la veáis porque os va a encantar!

¿Cuál es mi verso?

Quiero dejar aquí un poema que escribió mi amigo Manuel Andaluz Olalla sobre la educación y la figura de los profesores:

De tierra humilde o adinerada,

barrio pobre o de postín,

naciste persona joven y educada,

llenarás sabiamente el jardín.

Jardín de mentes prodigiosas,

la nueva generación y su porvenir,

cultivando personas hermosas,

agradecido tu nombre escucharas decir:

Profesor no es quien da lecciones de libro, 

es profesor quien hace que entiendas la vida

Asimismo, un poema que hay que destacar en el ámbito educativo es el escrito por Gabriel Celaya, puesto que nos indica, a través de metáforas, que la buena educación no solo consiste en aprender conocimientos curriculares, sino que es necesario aprender otros elementos, como valores, experiencias, etc. Además, siempre hay que tener sueños / metas para poder conseguir lo que te propongas. 

El conjunto de todo ello consigue el desarrollo pleno de la persona, que es el fin de la educación:

Educar es lo mismo

que poner un motor a una barca,

hay que medir, pensar, equilibrar, 

y poner todo en marcha.

Pero para eso, 

uno tiene que llevar en el alma

un poco de marino,

un poco de pirata, 

un poco de poeta,

y un kilo y medio de paciencia concentrada.

Pero es consolador soñar,

mientras uno trabaja, 

que esa barca, ese niño

irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío

llevará nuestra carga de palabras 

hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día

esté durmiendo nuestro propio barco, 

en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.